La medida más distributiva del gobierno de Cristina Kirchner ya cumplió un año.
Con su implementación, siete de cada diez chicos dejaron de ser pobres. Queda pendiente ahora llegar al núcleo duro de los más desprotegidos
Un año atrás, la presidenta Cristina Fernández anunció la puesta en marcha de la Asignación Universal por Hijo, destinada a todos aquellos niños y adolescentes cuyos padres están desempleados o trabajan en el mercado informal. La eficacia de la logística aportada por la Anses permitió que de manera casi inmediata más de 3.600.000 niños pasaran a ser beneficiarios del programa. Como consecuencia de ello, siete de cada diez niños dejaron de ser pobres y de acuerdo a lo expresado por el titular del organismo, Diego Bossio, “el 62% de los niños que hoy acceden a este derecho no estaban cubiertos por ningún tipo de plan social”.
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